Sin duda, necesitaríamos mucho más tiempo y espacio que una sección para presentar todos los reclamos turísticos de la capital de España. Sin embargo, hay algunos que no deben faltar en ninguna visita a Madrid. Por ejemplo, la icónica Puerta de Alcalá (1769-1778), construida por Francisco Sabatini en tiempos de Carlos III y una de las cinco puertas reales que daban acceso a la ciudad.
Asimismo, tampoco hay que perder de vista monumentos como la catedral de la Almudena y el Palacio Real o Palacio de Oriente, ambos en el Madrid de los Austrias; la estatua de Cibeles, la emblemática plaza Mayor, el templo de Debod, uno de los cuatro únicos templos faraónicos que se encuentran fuera de Egipto, o la escultura del Oso y el Madroño, símbolo de Madrid por antonomasia. Ésta se encuentra en la Puerta del Sol, donde se localiza el km 0 de las carreteras españolas y el punto en el que miles de personas dan la bienvenida al año nuevo. Es, por lo tanto, algo así como el Times Square español.
Otros espacios de interés en el centro de Madrid son el parque del Retiro, uno de los pulmones verdes de la capital, o la cuesta de Moyano, tachonada de casetas en las que se venden libros, lo que la convierte en un lugar de visita obligada para los aficionados a la literatura.
Mención aparte merecen los magníficos museos de Madrid, que incluyen joyas como el Museo Reina Sofía, el Museo Thyssen, el Museo Arqueológico Nacional —depositario de la Dama de Elche, la escultura íbera más importante— y, por supuesto, el Museo del Prado, una de las pinacotecas más importantes del mundo. Sus salas albergan 27.000 obras europeas de entre los siglos XVI y XIX, y firmadas por artistas de la talla de El Bosco, Pieter Bruegel el Viejo, Rubens, Velázquez o Goya. ¿Se puede pedir más?